sábado, 14 de marzo de 2009

Dieta, ejercicio físico y recaída de cáncer de mama

Si fuese un medicamento, habría sido aprobado en forma acelerada y prioritaria por la FDA, la EMEA y otras agencias regulatorias del planeta. Más aún, hubiese sido alabado como "el avance más importante en cáncer de mama en los últimos 50 años" - palabras más, palabras menos.
Se demostró una reducción de 50% en la tasa de recidiva y mortalidad por cáncer mamario, a lo largo de 5 años, para uno de cuatro grupos, respecto del que se tomó como control, en un estudio aleatorizado, en 1500 mujeres que completaron tratamiento por cáncer mamario precoz.
(Pierce JP. J Clin Oncol 2007: 245: 2345)

Sin embargo, nada de eso ocurrió. No hubo una revolución conceptual, y no hubo amplia demanda por el tratamiento "ganador". ¿Por qué? Porque...
1. el ensayo clínico evaluó cambios de estilo de vida: dieta con alto contenido de frutas y verduras, más actividad física aeróbica (no menos de una hora diaria). Son arduas decisiones para mantener a lo largo de años.
2. no hubo medicamentos involucrados (nada que facturar).
3. básicamente, se trata de un estilo de vida saludable, pero sin un "sponsor" de fuste.
4. no hubo repercusiones favorables entre las sociedades científicas locales dedicadas a cáncer, ni tampoco en los medios.

Si examinamos la evidencia, veremos que disponemos de tres ensayos de buen tamaño:

Sin reducción en la tasa de recaída de cáncer de mama:
Ensayo aleatorizado con asignación a dieta hipograsa, alto consumo de fruta, verdura y fibra, versus control (1)
(en otras palabras: dieta solamente, no alcanza)

Con reducción de la tasa de recaída: 24% (2)
Ensayo WINS (Women`s Intervention Nutrition Study).
Ensayo aleatorizado, con asignación a dieta hipograsa, en mujeres con cáncer de mama precoz, recientemente operado, en adición al tratamiento médico (radioterapia, hormonas, quimioterapia, etc), y con un seguimiento de 60 meses. Tasa de recaída significativamente inferior en la rama de dieta hipograsa. Este grupo tuvo una reducción de peso promedio de 3 kg.

• Reducción tanto de la tasa de recaída como de la mortalidad: 50%
(3)
con dieta + ejercicio , demostrable tanto en pacientes obesas como en no-obesas.
Hay una limitación, sin embargo: se trató de un ensayo observacional (de cohorte) con análisis estadístico univariado. No fue un ensayo clínico aleatorizado en que las pacientes fueran asignadas a una intervención versus un grupo control.

Reflexionando: ¿Cuáles serían los efectos adversos de un programa de dieta con alto contenido de fruta y verduras, más actividad física aeróbica regular? En contraste, cuántos efectos adversos se admiten en fármacos aprobados para reducir la incidencia de cáncer de mama (prevención primaria) o la tasa de recaída (prevención secundaria; terapia adyuvante)?

Es hora de preguntarnos si nuestra sociedad no exhibe un poderoso sesgo "pro-farma". O, como lo expresara tan lúcidamente la Lic. Diana Braceras: "La Patria Pastillera" (4).

Cordialmente,
Pedro Politi

Referencias:
1. Pierce JP. JAMA 2007 ; 298: 289. N= 3100 pacientes x 7 años de seguimiento. Ensayo WHEL Women`s Healthy Eating Living Well

2. Chlebowski RT. J Natl Cancer Inst 2006; 98: 1767
N= 2430 pacientes x 5 años de seguimiento.

3. Pierce JP. J Clin Oncol 2007: 245: 2345. N= 1500 pacientes x 5 años de seguimiento.

4. Braceras D. "La Patria Pastillera". http://www.cancerteam.com.ar/brac025.html

1 comentario:

  1. El tema del ejercicio físico está cada vez más presente en la literatura médica por sus múltiples beneficios cardiovasculares, respiratorios y metabólicos. Una de las utilidades de recomendar ejercicio a nuestros pacientes es el manejo de la astenia relacionada con quimioterapia y radioterapia. El sentido común sugiere que si uno está cansado debería descansar, pero eso no parece lo más acertado en la fatiga relacionada con el cáncer y sus tratamientos. La inactividad aumenta la atrofia muscular y reduce la resistencia a las actividades cotidianas. Aunque a veces es difícil convencer a los pacientes de que deberían gastar más energía en ejercitarse… (“yo hago yoga una vez por semana”) Esta recomendación podría ser extremadamente útil en pacientes en tratamiento adyuvante para cáncer de mama y colon en los que la astenia y el aumento de peso post tratamiento son muy frecuentes. En general los estudios de ejercicio aeróbico incluyen caminatas y “bicicleteadas” de duración e intensidad progresiva hasta llegar a 45-60 minutos tres o cuatro veces por semana. Aunque muchos de estos estudios son pequeños y presentan algunos problemas metodológicos, uniformemente reportan beneficios en la sensación de fatiga, dificultades del sueño y capacidad funcional.
    Obviamente, hay que ser cuidadoso en la evaluación del paciente individual (riesgo cardiovascular, estado respiratorio, presencia de enfermedad ósea, mielosupresión severa, entrenamiento previo). En las personas con marcado exceso de peso, natación o acquagym pueden ser de ayuda (ojo con la neutropenia)
    Saludos,
    María Viniegra


    Bibliografía
    Review of exercise intervention studies in cancer patients. Galvao DA; Newton RU J Clin Oncol 2005 Feb 1;23(4):899-909.
    Effects of exercise on breast cancer patients and survivors: a systematic review and meta-analysis. McNeely ML; Campbell KL; Rowe BH; Klassen TP; Mackey JR; Courneya KS CMAJ. 2006 Jul 4;175(1):34-41

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