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sábado, 18 de abril de 2009

Cuidados paliativos: ¿tercerizamos el dolor?

La controversia viene de hace unos cuantos años. Qué posición tomamos los oncólogos respecto de los llamados Cuidados Paliativos?

Esta modalidad de asistencia forma parte - en mi opinión - de un movimiento más amplio que compartimentaliza la atención del paciente. Separa, desguaza, tabica. Algunos de sus exponentes se sienten mucho más cómodos si se dictamina que el paciente es incurable, y mejor, si tiene "seis meses de vida". Siempre quise saber de dónde provenía esta expresión, emitida ex-catedra, con una autoridad cuasi-pontificia. En treinta años de médico (veintiséis exclusivamente dedicados a la asistencia e investigación en cáncer) nunca vi ni oí que a nadie le diesen ni siete, ni cinco, ni ocho, ni cuatro meses de vida. Siempre seis. "Debe ser un número mágico" - pensé cuando mi formación comenzaba. Ahora tengo un recorrido: sé positivamente que es un invento esto de los seis meses. Que significa "lo veo mal", "no creo que salga bien". Y que tiene un margen de error enorme, y una potencialidad de daño psicológico aún mayor.

Habrá que seguir tercerizando? Porque si hay un equipo profesional médico que se ocupe del dolor de mis pacientes... entonces, otro equipo se ocupará de hablarles con franqueza, así yo me desentiendo? Otro equipo, tal vez, coordinará los buenos modos y la delicadeza en el trato? (de este modo, puedo comportarme como mejor me plazca), y otro grupo médico se encargará de las dificultades diagnósticas que surgieran. Magnífico! El rol del oncólogo será, entonces, el que los laboratorios farmacéuticos soñaron: alguien sentado en su consultorio, recetando productos día y noche, en consultas breves, brevísimas (para delicia de gerentes de prepagas).

Todo esto, sin decir que es mucho más barato para los terceros pagadores un mecanismo que entrega palmadas, resignación y morfina que ... hacer lo que el paciente necesite.

Bienvenidos al futuro hecho realidad hoy!

Si alguien siente náusea, le pido que haga llegar un comentario. Y que reflexionemos juntos qué conducta tomaremos.

Saludos,
Pedro Politi

viernes, 20 de febrero de 2009

Uso del Pap en la era del marketing vacunatorio

¿Qué sucede y qué sucederá en los próximos años, bajo la intensa campaña de marketing y - en ocasiones - información sesgada sobre las vacunas contra HPV?

Los médicos sabemos que el cáncer de cuello uterino es una enfermedad maligna vinculada con una amplia variedad de tipos de virus HPV, y que la prevención primaria requiere campañas de educación, métodos de protección contra ésta y otras enfermedades de transmisión sexual, y controles adecuados de Pap (citología vaginal con técnica de Papanicolaou). Esta última es una medida de bajo costo, difundible aún con el endeble, inequitativo y nada solidario "sistema" de salud que tenemos y (bien empleada) reduciría marcadamente los nuevos casos (incidencia) y la mortalidad por cáncer de cuello uterino. De hecho, hay amplia experiencia en países no precisamente rebosantes de recursos (Cuba, Costa Rica) y en otros con más adecuados sistemas de salud (Francia, Canadá, países escandinavos). Aún más, se ha calculado qué número de Paps a lo largo de la vida permite optimizar la ecuación: vidas salvadas/ dineros invertidos, en una comparación internacional.

Pero basta una campaña publicitaria con una figura famosa para hacer tambalear toda la estructura. Con ayuda, claro: fue lamentable que LALCEC se prestara a esto. En algunas ciudades del interior del país, las voluntarias de las sedes locales de LALCEC se apresuran a aclarar: "no tenemos nada que ver con LALCEC Buenos Aires". Así estamos.

¿Hace falta recordar que ninguna de las dos vacunas aprobadas es terapéutica (es decir, no actúa contra la lesión maligna establecida)? ¿Se debe señalar que una de ellas se vende a un precio de lista de $ 926 por dosis (son tres dosis), cuando en EEUU el precio es de U$S 130?

¿Habrá que aclarar para todos y todas que la vacunación "a ciegas" (es decir, sin evaluar si hay infección previa por uno de los tipos de HPV cubiertos por la vacuna) sólo "reduce el riesgo entre 17 y 44%", y es "plata tirada"? Estas cifras surgen del ensayo aleatorizado contra placebo, denominado FUTURE II, financiado por el laboratorio Merck. Vean la figura en el link: http://content.nejm.org/cgi/content/full/356/19/1915/F1

¿Cómo clarificar que los ensayos clínicos publicados en texto completo se refieren a un seguimiento de 3 a 4 años, y que nadie aclara que no sabemos cuál sería la duración de la protección, en el mejor escenario posible?

¿Nadie va a señalar la inconsistencia entre el rango de edad de los ensayos clínicos controlados utilizados para la aprobación (15 a 26 años) y las recomendaciones de prestigiosas instituciones sanitarias ("vacunar en edades 9 a 26")?

¿Cómo tomar la declaración de la American Cancer Society, en el sentido que "la vacunación de mujeres de 18 años o más, probablemente no sea útil, debido a la dificultad..." ... a la dificultad de saber si ya están infectadas? Digámoslo claramente: es poco probable que sirva.

Entretanto, la detección de lesiones premalignas (o bien de malignidad en etapa precoz) brinda amplia oportunidad de salvar vidas, preservando asimismo la fertilidad. Esto es válido aún para las lesiones premalignas y malignas causadas por virus no cubiertos por las vacunas. En otras palabras: es muy difícil que una mujer con acceso a la salud contraiga cáncer de cuello uterino avanzado, y mucho más difícil, que muera por esta causa. Las vacunas no eximen de la necesidad de Pap periódico (hay serotipos no cubiertos por ellas).

En resumen, el Pap es barato, accesible, seguro y efectivo. Las vacunas... depende (no sirven en mujeres ya expuestas; no protegen de otros serotipos de HPV).

¿Qué pasaría si malas decisiones llevaran a malgastar los presupuestos de salud en vacunas contra HPV y se relajase la práctica de Paps periódicos? Intuitivamente, creo que aumentarían los casos de cáncer de cuello uterino, y posiblemente, la mortalidad por esta causa. ¿En qué medida la población continuaría con la práctica del Pap (que salva vidas)? ¿Las (pocas) mujeres vacunadas comprenderán que deben mantener el control con Pap?

Finalmente: ¿qué serotipos de HPV son prevalentes en cada región de la Argentina? Porque repetimos acríticamente que los serotipos 16 y 18 "representan 60-70% de los cánceres de cuello uterino en la región". Quisiera saber cuán fuerte es la evidencia, y si en el NEA, o en el NOA, por ejemplo, esta proporción se mantiene.



Son muchas preguntas para un viernes de lluvia en Buenos Aires.

Bienvenidas las respuestas, sugerencias, críticas y aclaraciones de los lectores.

Cordialmente,
Pedro Politi