Del mismo modo que en la película, una es la realidad percibida y otra la oculta. La revolución biotecnológica nos acerca una promesa y un desafío: reescribir las reglas de la Oncología (en realidad, de la Medicina toda), re-delimitar enfermedades en base a su identificación genético-molecular, y establecer, del mismo modo que en una red social de Internet, delicados y complejos entramados de asociaciones de enfermedades, también en base a su perfil genético-molecular. En otras palabras, se (re)construye el mapa de vinculaciones entre enfermedades.
Varias consecuencias interesantes surgen de este cambio de paradigma: ya no será cierto que "what you see is what you get", o en otras palabras, que cuadros clínicos similares y patrones histológicos similares podrán tener orígenes muy diferentes - y tratamientos muy disímiles. En el campo de los sarcomas, linfomas y leucemias, esto ocurre desde hace rato. Hoy nos preguntamos, molecularmente, "cuántos cánceres de mama hay". Da comienzo una era.
En segundo lugar, la renovación conceptual forzará a muchos profesionales a ponerse al día, y hará más difícil continuar funcionando en la práctica como si nada hubiese cambiado. Al menos un par de generaciones de oncólogos se enfrentarán a la necesidad de profundo compromiso en su educación médica continua - o a la virtual extinción como especialistas a ser consultados. Cambio de aire.
"Corren buenos tiempos para equilibristas", cantaba Joan Manuel Serrat. Lo viejo y conocido estará cambiando muy rápidamente, y dará una oportunidad ventajosa a los jóvenes especialistas y a los jóvenes médicos en formación: se está reescribiendo la Medicina, y permanecerá lo más valioso, lo que supere la prueba del tiempo.
"Corren tiempos fabulosos"... continuaba Serrat. En este cambio de progresiva intelectualización, no deberemos olvidar los aspectos subjetivos. El Sujeto que espera, el paciente. Y en una dimensión amplia, persistirá o aumentará el desafío de llevar los beneficios del progreso (del progreso real, por favor!; del progreso bien entendido y no del pseudo-progreso de los tratamientos "me-too" o de "beneficio clínico aún no establecido". Las agencias regulatorias tienen gran responsabilidad en asegurar una varilla de calidad en el beneficio clínico y en el balance entre eficacia y toxicidad. Por otra parte, la estampida de precios no puede ser sostenida por ningún país del planeta. Algo (alguien) tendrá que ceder.
De otro modo, correrán buenos tiempos "para los de siempre, para los mismos de siempre". Y no queremos eso. Crisis, cambio, oportunidad. Tiempos fabulosos.
Cordialmente,
Pedro Politi
Varias consecuencias interesantes surgen de este cambio de paradigma: ya no será cierto que "what you see is what you get", o en otras palabras, que cuadros clínicos similares y patrones histológicos similares podrán tener orígenes muy diferentes - y tratamientos muy disímiles. En el campo de los sarcomas, linfomas y leucemias, esto ocurre desde hace rato. Hoy nos preguntamos, molecularmente, "cuántos cánceres de mama hay". Da comienzo una era.
En segundo lugar, la renovación conceptual forzará a muchos profesionales a ponerse al día, y hará más difícil continuar funcionando en la práctica como si nada hubiese cambiado. Al menos un par de generaciones de oncólogos se enfrentarán a la necesidad de profundo compromiso en su educación médica continua - o a la virtual extinción como especialistas a ser consultados. Cambio de aire.
"Corren buenos tiempos para equilibristas", cantaba Joan Manuel Serrat. Lo viejo y conocido estará cambiando muy rápidamente, y dará una oportunidad ventajosa a los jóvenes especialistas y a los jóvenes médicos en formación: se está reescribiendo la Medicina, y permanecerá lo más valioso, lo que supere la prueba del tiempo.
"Corren tiempos fabulosos"... continuaba Serrat. En este cambio de progresiva intelectualización, no deberemos olvidar los aspectos subjetivos. El Sujeto que espera, el paciente. Y en una dimensión amplia, persistirá o aumentará el desafío de llevar los beneficios del progreso (del progreso real, por favor!; del progreso bien entendido y no del pseudo-progreso de los tratamientos "me-too" o de "beneficio clínico aún no establecido". Las agencias regulatorias tienen gran responsabilidad en asegurar una varilla de calidad en el beneficio clínico y en el balance entre eficacia y toxicidad. Por otra parte, la estampida de precios no puede ser sostenida por ningún país del planeta. Algo (alguien) tendrá que ceder.
De otro modo, correrán buenos tiempos "para los de siempre, para los mismos de siempre". Y no queremos eso. Crisis, cambio, oportunidad. Tiempos fabulosos.
Cordialmente,
Pedro Politi
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