Las perspectiva del conocimiento de las causas y mecanismos moleculares de diversos cánceres humanos ha progresado enormemente en las últimas décadas. Somos testigos de muchos avances conceptuales (varios de ellos, verdaderamente revolucionarios), pero el ritmo del progreso en la expectativa de vida una vez diagnosticada la enfermedad ha sido muy desparejo: en algunas neoplasias malignas, ha cambiado el paradigma básico de la clínica y han mejorado las expectativas; en otros cánceres, tenemos simplemente un "nuevo decorado" o ... una nueva clasificación.
En nuestro país (y en otros), la Oncología Clínica se ha ido divorciando de su tronco fundamental: la Clínica Médica. Numerosos oncólogos se han centrado más en el manejo de fármacos (y en el disfrute de los beneficios que ofrece la industria farmacéutica), en un frenesí de sobre-tratamiento y sobre-prescripción. La otra variante, igualmente perversa, pero menos claramente perceptible para el público general, es la sub-prestacion: hacer lo menos posible, porque "ya está todo pago". Ambos monstruos, equivalentes a Escila y Caribdis de la literatura griega, reclaman de los oncólogos y oncólogas de hoy nada menos que una habilidad propia de Ulises: que sepan (que sepamos) guiar nuestra barca (la del paciente) lejos de esos intereses espurios, que recordemos para qué estamos, y que mantengamos los ojos puestos en lo verdaderamente importante.
La formación de los futuros oncólogos/as no puede ni debe seguir antiguos modelos esclerosados. Los conflictos de interés no pueden continuar teniendo un territorio liberado - y protegido. En lo intelectual, el concepto molecular, la capacidad de análisis crítico de la literatura y las habilidades de diagnóstico y manejo de la Clínica Médica son imprescindibles. En lo práctico, la decisión de "hacerse cargo" del paciente llevará a los oncólogos y oncólogas a desafiar el perverso sistema de las obras sociales, prepagas y del Estado (el mismo que funciona como "chofer del poder" para mantener el status quo. El tratamiento sintomático (alivio del dolor, terapia "de soporte", paliación, prevención y manejo de toxicidad, etc) deberá ser un componente integral de la práctica oncológica, por oposición a un "servicio tercerizable" del que el oncólogo se desentienda.
Va una propuesta: que el cambio profundo surja desde la Clínica, ya que la Oncología se halla sumida en compromisos y conflictos de interés incompatibles con su misión principal.
En nuestro país, y en la Oncología, "está todo por hacerse".
Dr. Pedro Politi
Nuevo podcast de psicofarmacología (en inglés)
Hace 6 años
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