Los médicos intentamos decidir, a priori, si una terapéutica tiene razonable probabilidad de beneficiar a nuestro paciente, brindando un balance favorable al ponderar riesgos versus beneficios. Si la expectativa de beneficio es mínima o nula, y especialmente si requiere enfrentar sufrimientos o riesgos fuera de proporción con el resultado esperable, rechazamos tal opción terapéutica, declarándola fútil.
El Diccionario de la Real Academia Española define fútil como "de poco aprecio o importancia".
Un reciente artículo de acceso gratuito, publicado en British Medical Journal (BMJ) analiza el significado de "futilidad" en la terapia médica, con una mirada crítica:
El autor comienza recordándonos el origen latino de la palabra fútil: futilis, que pierde líquido, que deja escapar el agua (refiriéndose a un recipiente). Se trata de un recipiente que no cumple con su función específica. La reflexión del autor nos recuerda el fuerte componente subjetivo de la expresión, la "pendiente resbalosa" por la que caminamos al utilizar este término, y sobre todo, que la futilidad depende mucho del objetivo fijado. Señala también tres tipos de futilidad:
la que denomina "fisiológica", cuando la intervención no puede lograr el objetivo. Más realista es la futilidad que el autor llama "cuantitativa", en la cual se considera altamente improbable que la intervención propuesta logre el objetivo (terapéutico), y finalmente la que apunta como "cualitativa", según la cual la intervención - si fuera exitosa - llevaría a tan desagradable desenlace que se considera mejor no intentarla.
Hemos escuchado estas expresiones, bajo diferentes circunstancias y escenarios. Remito a los lectores a comentarios sobre las leyes de "muerte digna" de las provincias de Río Negro y Neuquén.
Deberíamos preguntarnos: ¿qué tan precisos somos al estimar la futilidad de diversas intervenciones? ¿Somos conscientes de las subjetividades involucradas?
Saludos cordiales,
Dr. Pedro Politi
PD: agradezco a la Dra. María Viniegra por haberme recomendado la lectura del número de BMJ en que hallé este artículo. Los beneficios de la "lectura lateral".
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